Un resumen del libro ¿Dónde está Dios en un mundo con coronavirus? — John Lennox
Es inevitable hacernos esta pregunta ante la pandemia actual. John Lennox, quien es matemático y científico de la Universidad de Oxford, nos invita a discutirla, como si tomáramos un café junto a él (¡si tan solo pudiéramos!). El libro es una lectura rápida y amena, puedes descargarlo gratis aquí.
1. Sensación de vulnerabilidad
Actualmente, muchos países se encuentran en cuarentena. Vemos, por un lado, calles vacías, y por otro, hospitales llenos de gente infectados por el coronavirus.
En un mundo donde teníamos una vida estable y predecible, el coronavirus ha traído una sensación universal de que cada vez somos más vulnerables. Este virus nos asusta mucho por su gran alcance y crecimiento exponencial.
¿Cómo hemos de reaccionar ante todo esto? En otras épocas, las personas han recurrido a las iglesias. Hoy en día, son cada vez menos personas que quieren conocer a Dios. Todo esto nos lleva a preguntarnos ¿Dónde está Dios? ¿Existe? ¿Es que acaso está en cuarentena? ¿Se puede tener acceso a Él? ¿En dónde podemos encontrar consuelo y esperanza?
2. Catedrales y cosmovisiones
Cuando la vida es predecible y parece estar bajo el control, podemos postergar las preguntas importantes de la vida. Sin embargo, la vida no es así en la situación actual de una pandemia. El coronavirus nos confronta con el problema del dolor y sufrimiento.
A nivel académico, se habla de dos fuentes de mal y sufrimiento. El primero es el mal natural — causado por desastres naturales y enfermedades. El segundo es el mal moral –por medio de actos de odio, violencia, abusos causados por el ser humano. El coronavirus parece ser un caso de mal natural, pero el mal moral también se presenta por medio de las compras de pánico y la transmisión del miedo.
La forma en que entendamos el sufrimiento que ha traído el coronavirus dependerá de nuestra cosmovisión, que es el marco construido a lo largo de nuestra vida que contiene nuestra manera de pensar y las experiencias al enfrentarnos a las grandes preguntas de la vida, muerte y significado de la existencia.
James Sire en su libro “El universo de al lado” menciona que, básicamente, existen 3 grandes familias de cosmovisiones.
- La cosmovisión teísta, en donde Dios creó y sostiene el mundo, y creó a los seres humanos a su imagen.
- La cosmovisión atea, en donde el universo (o multiverso) es todo lo que hay, no existe la dimensión sobrenatural.
- La cosmovisión panteísta, que une el concepto de Dios y el universo como una entidad impersonal.
Este libro responde al problema del dolor y sufrimiento según la cosmovisión cristiana.
3. ¿El ateísmo ayuda?
Algunos pensadores piensan que al ver el dolor y sufrimiento debemos abandonar a Dios y abrazar el ateísmo. El ateísmo afirma que debemos enfrentar el universo así como es, duro e insensible, porque al final y al cabo, no importa si vivimos y morimos. Richard Dawkins menciona que:
“El universo que observamos tiene precisamente las propiedades que deberíamos esperar si, en el fondo, no hay ningún diseño, ningún propósito, ningún bien ni ningún mal, nada más que indiferencia ciega y despiadada. El ADN ni sabe ni se preocupa. El ADN solo es. Y bailamos al ritmo de su música”.
Una cosmovisión así nos lleva a afirmar que no hay bien ni mal. Esto implica que no tiene sentido hablar de por qué el coronavirus es malo. Entonces, si Dios no existe, ¿de dónde vienen nuestros conceptos de bien y mal?
Según la perspectiva cristiana, hombres y mujeres, ya sea que crean en Dios o no, son seres morales creados a imagen de Dios. La indignación ante el mal, ante el coronavirus, presupone un estándar de bien que es objetivamente e independientemente de nosotros, de modo que esperamos que otros estén de acuerdo cuando condenamos ciertas cosas. Sobre este punto, el autor menciona:
“Sacar a Dios de la ecuación no elimina el dolor ni el sufrimiento. Los deja intactos. Pero quitar a Dios sí elimina algo: cualquier tipo de esperanza.”
4. Si existe un Dios amoroso, ¿por qué surgió el coronavirus?
Antes que nada, es importante mencionar que los virus son esenciales para la vida, ellos son una parte crucial de reciclaje de nutrientes inorgánicos. Sólo el 1% de ellos son patógenos; es decir, dañinos para la humanidad. Pero, ¿por qué tienen que existir virus patógenos? ¿No podría haber creado Dios un mundo libre de ellos? ¿No podría haber creado Dios seres que nunca hicieran lo malo?
Ciertamente, Dios pudo haber creado un mundo donde no exista la maldad, un mundo donde se actúa de forma automática y programada, pero ese mundo no habría incluido a los seres humanos.
Uno de los más grandes regalos que Dios nos ha dado es la capacidad de tomar decisiones. Podemos decir “si” y “no” y así, experimentar cosas maravillosas como el amor, la confianza, relaciones genuinas con Dios y con otros. Pero, esa capacidad de elegir, también nos da la posibilidad de hacer el mal. Vivimos en un mundo donde cosas malas pasan, donde los seres humanos podemos escoger hacer mal, ¿por qué vivimos en un mundo así?
Según la cosmovisión cristiana, cuando Dios creó a los seres humanos para que vivieran en su creación, Dios todo lo hizo bueno y muy bueno. Dios creó a los seres humanos con la capacidad de tomar decisiones. Sin embargo, tal como narra Génesis 3, ellos desobedecieron el mandato de no comer del árbol del fruto prohibido. Esto significa que comer de cualquier árbol que venga en contra de la voluntad de Dios es rebeldía, es hacer lo malo. Y esto conduce a la muerte.
Así como hay bien y mal en la creación y en la humanidad, también lo hay en nuestros corazones. Cada uno de nosotros también es parte del problema. Considerando esto, nos podríamos preguntar: ¿Hay alguna evidencia de que existe un Dios a quien podemos confiarle nuestra realidad y nuestra vida?
5. Evidencia de amor
El cristiano afirma que Jesús es el Dios encarnado. El centro del mensaje es Jesús en la cruz. ¿Qué estaba haciendo en una cruz? Entre muchas cosas, significa que Dios no se ha mantenido alejado del dolor y sufrimiento, sino que Él mismo lo experimentó.
“Un cristiano no es alguien que ha resuelto el problema del dolor, el sufrimiento y el coronavirus, sino una persona que ha decidido amar y confiar en un Dios que también ha sufrido.”
El mensaje completo no es sólo Jesús sufriendo, sino Jesús resucitado y Juez sobre toda la humanidad. Sin un Juez al final, no hay justicia al final. La resurrección declara que la justicia no es una ilusión y que nuestro deseo de justicia será satisfecho. Algún día los abusadores, terroristas, y demás personas malvadas comparecerán ante la justicia.
Como humanos, aceptamos que Dios juzgue, siempre y cuando sea a los otros y no a nosotros. Vemos el mal en los otros y no en nosotros. Pero, a la luz de la Biblia, todos hemos hecho lo malo, todos necesitamos una salvación a nuestra maldad y culpa que se interponen entre Dios y nosotros.
¿Cuál es la respuesta ante este problema? La cruz y la resurrección de Jesús. El cristianismo no compite con otra filosofía o religión por la simple razón que nadie más nos ofrece perdón y una paz con Dios que se puedan experimentar en esta vida y que duren para siempre.
6. Dios lo cambia todo
¿Cómo debemos los cristianos responder ante esta pandemia?
- Prestando atención al consejo de médicos, respetando la cuarentena y el distanciamiento social, y ayudando al prójimo, en lo posible.
- Manteniendo una perspectiva bíblica, dado que ya estábamos destinados a morir con o sin coronavirus, recobremos la compostura; y, si es que llega el virus a nuestro ser, que nos encuentre realizando buenas acciones, que agraden a Dios.
- Amando a nuestro prójimo, Lutero menciona que los cristianos morimos en nuestros puestos, amando de una manera sacrificial y evitando realizar acciones que perjudiquen a los demás.
- Recordando la eternidad, Jesús nos ha prometido que volverá, que viviremos en un cielo nuevo y tierra nueva (¡donde no habrá llanto ni dolor!). Por lo tanto, soportemos los sufrimientos con una esperanza viva y real que va más allá de la muerte.
- Debemos recordar la recompensa que nos espera, aunque existan muchos sufrimientos en esta vida, la recompensa es grande. Dios lo cambia todo, cualquier sacrificio que se pueda realizar en esta vida lo vale porque estaremos con Él para siempre .
¿En dónde encontramos paz en medio de una pandemia? Solamente en Jesús. ¿Confiaremos en Él?
¿Se han respondido todas las preguntas que ha planteado la crisis actual? No. Sin embargo, podemos seguir el consejo de Charles Haddon Spurgeon:
“Dios es demasiado bueno como para ser cruel, y es demasiado sabio como para equivocarse. Cuando no podemos ver Su mano, debemos confiar en Su corazón”